La historia del Anís Flavigny no es nueva, ya que sus orígenes se remontan al año 52 a. C. siendo el mismo César quien inauguró las primeras horas del dulce en Francia. Durante la batalla de Alesia, César, que sufría de problemas digestivos, llevó consigo unas semillas de anís verde que se suponía que lo aliviarían. Tras su victoria sobre Vercingetorix, ofreció a Flavinius, uno de sus soldados, la colina en la que había triunfado y que llevaría su nombre. ¡Anise acababa de llegar a Flavigny!

Al igual que la historia de estos dulces, las cajas que los contienen también cuentan una historia, la de un pastor y una pastora que se enamoran.

Desde la creación de estos pequeños dulces, las cajitas que los acompañan representan escenas de amor entre dos amantes que intercambian miradas de complicidad a través de los caramelos de anís. A veces retenidos por una modesta distancia, otras veces acercándose por la codicia, su historia de amor se desarrolla a lo largo de las cajas que disfrutarás coleccionándolas.

Cada uno de los fabricantes que se han sucedido al frente de la empresa han creado sus propios grabados desde 1950, como una tradición inmutable. Abuelos y nietos están encantados de degustar estos anises anisados, que llevan en el corazón una semillita mágica que nos habla de amor.